martes, 25 de octubre de 2011

Instintos, no tan básicos

Me da la sensación de que, poco a poco, vamos perdiendo el raciocinio singular y nos dejamos arrastrar por los instintos básicos y, no me refiero a aquellos instintos básicos, a aquellas pautas de conducta que se transmiten genéticamente, esas que nos llegan sin previo aprendizaje, esas que llegan a la misma vez que nosotros pero que estaban ahí aún antes de nuestra llegada, sino a ese instinto básico que elaboran para nosotros y que deja de ser instintivo, aplastando y anulando al original, transmitiendo al individuo un impulso ¨indeliberado¨ -con toda intención - que mueve y promueve la voluntad de las personas al antojo del transmisor. ¿En que se ha convertido el instinto básico de un niño actual? ¿en que se transformará cuando sea adolescente? ¿en que cuando sea adulto? . En realidad, ellos, los niños, solo son lo que nosotros, los adultos,los padres, hacemos de ellos o, dejamos que hagan de ellos.
Resulta más fácil seguir los instintos que nos van ofreciendo, que luchar para mantener los originales. A la vez, intentar no alterarlos, no abdicar, puede aparentar falta de interés ante el progreso pero, que está siendo del progreso debido a la carencia del instinto puro, ese que no está manipulado, me pregunto. Y no hablo de instintos basados en religiones, ni tampoco de puritanismo, ni de cohibiciones que solo llevarían al caos, ese caos idéntico al que ahora,actualmente, nos vemos envueltos. Entonces, ¿en que quedamos? ¿Será que ya que a través de estos métodos/sistemas no se ha conseguido, los perros, se han puesto distinto collar para conseguirlo? Ofreciéndonos justo lo contrario, haciéndonos sentir libres de voluntad, creyendo que llegamos de distinta forma, pero llegando al fin y al cabo. Llegando a ese cruce de caminos donde no hay lugar de partida y, mucho menos destino final.