lunes, 24 de octubre de 2011

Belleza interior

No son pocas las veces que, nos empeñamos en rechazar, sea lo que sea, solo por su aspecto, no necesariamente desagradable. Hay personas de gran belleza que por serlo son rechazadas como lo pueda ser otra de presencia desagradable. A ambas, se les juzga por su exterior. A la persona con belleza, por serlo, se le encasilla en la estupidez y engreimiento, falta de capacidad intelectual- ante todo si se trata de mujeres- o, fragilidad, aunque al menos, se le considera y la primera puerta a la vida, la tiene abierta... mientras que al menos atractivo o desagradable a la vista, se le trata con total desconsideración en cuanto a lo que pueda o no ser su persona. Simplemente es poco agraciado y ya,y, puertas entornadas o,cerradas. Ambos, el bello y el menos bello, sufren de igual manera por el rechazo. El bello, reniega a veces de serlo ya que ello le desventaja en ocasiones, pero al menos, tiene el atractivo... piensa éste. A veces, éste, desearía ser del montón, pero solo de vez en cuando. El menos bello, reniega de serlo ya que también es su gran desventaja. Puede ser un ser delicado y hermoso pero, difícilmente llega la oportunidad de que se traspase esa barrera de la imagen, para llegar al interior y descubrir el gran tesoro que se puede hallar tras unos rasgos. De diferente forma pero de igual manera, a ambos se les acentúa y, ambos pueden llegar a la frustración y despertar en ellos, ciertos instintos. El uno, realmente ser el bello y capullo y, el otro el feo y malo. El guapo puede ser bueno y malo al igual que lo puede ser el feo, pero no tiene porque ser malo el feo ni bueno el guapo. Solo se que el mejor de los perfumes a los pocos minutos de olerlo, nos acostumbramos a su aroma y dejamos de percibirlo, al igual que sucede con el estiércol.