lunes, 29 de agosto de 2011

Memorias, varias...

Debido a, a lo que me dedico para ganarme la vida, he tenido que abrir muchas cartas y colocarlas guardando una bonita estética , en un elegante porta firmas. Si estas eran en Ingles y si para la persona a la cual eran dirigidas, no hablaba este idioma, tenía que elaborar y adjuntar una traducción perfecta de la misma, no importaba si era propaganda o temas comerciales/administrativos. Así era como se debía hacer. Hoy día, rara vez llega una carta física, de las del sellito de verdad y ya hace años que el elegante porta firmas dejó de existir para este propósito , al igual que toda la parafernalia jerárquica que ello implicaba. Por entonces, de cuando estoy hablando, trabajaba en una empresa Española de las de antes, no de antes de la guerra, pero casi ya que las normas, casi lo eran. Todo era Sí señor, Sí Don tal , Sí Don cuál... Ahora, trabajo desde hace casi 13 años en una empresa que aunque es Española, su presencia es mundial y somos alrededor de 12.000 empleados. Como he dicho, aquí se acabaron las tonterías y las jerarquías absurdas que lo que hacen es entorpecer el transito laboral y, ante todo , el personal. Hoy, ha llegado para mi jefa una carta de Dubai con un lindo sello de unos pajarillos y, la he abierto como me corresponde. He recordado aquellos días, no por el momento de la preparación del majestuoso porta firmas con el correo, sino por una situación que presencié y que me quedó la imagen grabada y, cada vez que abro una carta, me da la sensación que me va a ocurrir a mi. Llegó una carta para una de las chicas de la oficina y, como es normal, la abrió. De repente, se escucho un ligero estruendo. Corrimos a su lado y tenía las manos llenas de sangre. Nadie sabía que había pasado pero, enseguida nos dimos cuenta que había sido la carta que ella estaba manipulando. Afortunadamente, sus manos no quedaron mutiladas pero, no pudo regresar a trabajar en varios meses ya que quedó muy traumatizada. Hubo investigación policial y demás y, al parecer, la carta no estaba dirigida a esta empresa, sino que estaba dirigida a la chica que la abrió y, por eso la abrió, ya que de haber sido para la empresa, habría sido yo quien la abriese. Finalmente se descubrió que, no había sido un atentado de los que se solían hacer en aquella época, aunque si fue una diminuta carta bomba que, su ex-novio había conseguido elaborar en colaboración de otros dos amigos. Según nos enteramos después, él , solo quería darla un susto ya que ella, le había dejado...

Debido a esta escena que viví en aquel momento, siempre que abro una carta, me viene a la mente ese recuerdo.

Algo parecido me sucede cuando entro en los aseos de los cines o similares. Entonces era muy joven. Estaba en el "Red Gold" una disco de moda. Al entrar en el aseo de señoras y empujar la puerta para entrar, me encontré con una chica que, se había "puesto"y a la vez sangraba por las piernas abajo. Salí escopetada empujando a todo el mundo y fui a buscar al guarda pistas. Este la cogió en brazos y, ella, languida por completo.. piernas , brazos colgando y, lo que más impresión me dió, fue ver la cabeza balanceandose con la larga melena negra colgando y moviendose sedosamente de un lado a otro. Después se dijo que, ella se había "puesto"para no sentir el dolor que la produjera , el haberse provocado un aborto.

Esas escenas en concreto, se me quedaron almacenadas en otro sitio, no en el habitual, no en el que al cabo de minutos desaparecen y dejan de ser relavantes. Se quedaron en ese archivo de la memoria retroactiva "no intelectual" que yo llamo. Se quedaron en ese lugar donde nos marca para siempre. Me pregunto, que sería de mi, si hubiesen numerosas escenas como estas grabadas en ese archivo especial. Menos mal que son más las escenas buenas ,o, regulares que no llegan a afectarme de tal forma como para que queden estampadas en mi. Pero pienso que, si tan solo dos o tres, llegan a marcarme en ciertos momentos, en acciones que debo realizar casi cotidianamente, como podría soportarlo de ser muchas más. Imagino la cantidad de personas que viven horrores cada día de sus vidas, llegando a ser tantos a la vez que, ya no se acumulan individualmente sino, que es un único cúmulo que les abarca por completo su ser. Intento imaginar como se sienten y, me río de mi misma y pienso en lo ridícula que soy por los miedos,desconfianza o, inseguridad que esas dos memorias me puedan provocar.