lunes, 6 de septiembre de 2010

Lo que se da no se quita...

El otro día, alguien dijo algo que me sorprendió; “No quiero que nadie me de algo que pueda quitarme”... refiriéndose a los sentimientos afectivos. En ese preciso instante me di cuenta de que lo que había dicho era un tanto absurdo... que de intentar esquivar el recibir por miedo a ser despojado de ello y sufrirlo, supone realizar cada acto de la vida que conlleve la necesidad de una aproximación humana, ausentándose de compañía alguna… es perderse vivir sensaciones maravillosas o no, pero sensaciones al fin y al cabo, por el hecho de saber que se nos puede arrebatar y acabar lastimándonos… es vivir de antemano el fracaso y esto lleva a la frustración anticipada y absoluta. Ya sabemos lo que pesa el autentico afecto, el sentimiento… este se dosifica y limita por defecto, pues de no ser así agotaría nuestra existencia… Todos damos y quitamos innumerablemente a lo largo de nuestras vidas, pero egoístamente no queremos que nadie nos quite lo que nos resulta placentero, ilusiona y apasiona, debido al daño que ello nos genera en nuestras propias carnes… y no pensamos en el momento en el que nosotros hemos quitado, pues lo hemos hecho, pero nosotros SI tenemos derecho, el otro no.

Los sentimientos van vienen y a veces permanecen largo tiempo, entregamos y despojamos, nos dan y nos quitan irremediablemente… cada día, cada segundo, pues es de lo que estamos hechos y mejor admitirlo.