lunes, 5 de julio de 2010

Segundos

El parte meteorológico para el Sábado era de esplendido sol y, toda la noche anterior diluvió y lo siguió haciendo el Sábado hasta bien entrada la tarde… este hecho corrobora lo que siempre decía mi abuelo materno; el hombre del tiempo solo acierta lo que ve y, en aquella época,tenía algo delógica,lo del sábado,francamente, no. De ahora en adelante mi lema será; no me fío de ningún hombre,ni de el del tiempo.

Me encantó que diluviase aunque no siempre me gusta que llueva.. pero en este caso, fue perfecto pues me dirigía hacia el pueblo y es un lugar perfecto para recibir y disfrutar diluvios y tormentas… se trata de un pueblo de arquitectura barroca que data de 1700,desde el primer día que lo visité me enamoró, hay algo que percibo
en mi interior cuando estoy allí, sobre todo, cuando repican las campanas de la iglesia, entonces suena a “finisterra”,me recuerda al sonido de la costa Gallega, podría ser a cualquier otra costa, pero algo, el gris y la edificación de piedra puede que sea lo que me transporta a esas tierras. De camino, en la carretera, a unos kilómetros antes de llegar al Nuevo Baztán, (así se llama el lugar) por la carretera según subía por un lateral del monte, me encontré con un camión que se había salido de la calzada en una curva invadiendo el carril contrario y que había ido a parar a la cuneta… esto me impactó instantáneamente pues pensé que esa es la ruta que siempre tomo para llegar al pueblo, que he pasado y seguiré pasando por ese mismo lugar donde se produjo el accidente, no hubo victimas, pero pudo haberlas habido… y ahí es donde me entra el canguis, cuando pienso… en todo lo que hay ahí fuera y que nos puede agredir sin buscarlo, en esa milésima de segundo que hace que cambie la vida para bien o para mal y que ese diminuto espacio de tiempo, es en realidad lo que forma nuestras vidas, la que la condiciona o limita…