lunes, 28 de diciembre de 2009

Los Santos Inocentes

El 28 de Diciembre es muy significativo para mí, es uno de los días más risueños del año pues, recuerdo una trastada que le hice a mi abuelo materno, justo ese día , hace ya 40 años.

El era un hombre del siglo pasado- y bien pasado- y aun así su talla era de 1.85 y aunque cojo de una pierna debido a un accidente laboral cuando era zagal (le calló una viga de cemento encima de la pierna) su columna era totalmente recta a pesar de su edad y lo currado que ya estaba. Caminaba con una garrota que él había elaborado de una rama de fresno gruesa y la raíz de
ésta formaba en el final de la garrota, como un amasijo entrelazado de considerable peso que, le servía como plomada para mantener mejor la estabilidad.

El mencionado día, habíamos estado de paseo, nos seguía siempre la perrita, una pastor Alemán preciosa y siempre con ritmo pausado pues el abuelo no podía ir a otro…, el paseo era casi siempre por el cementerio de San Isidro.. me encantaba ver tantas flores juntas y los cipreses me parecían los árboles mas bonitos y altos del mundo. A veces, cogía rosas de los rosales en primavera y le llevaba un ramo a mi madre y otras, para mi maestra , la Señorita Filo, a quien tanto quería.

Era alucinante ver aquellos panteones tan lujosos que parecían palacetes, en una ocasión le pregunté a mi abuelo qué por que no nos podíamos quedar a vivir en uno de ellos que, tenían alfombra roja y unos asientos de terciopelo muy cómodos, el me dijo que ahí el que entraba no salía jamás y, aquello me hizo cambiar de opinión.

El llevaba un zamarro de cuero tres cuartos, y nunca se abrochaba el cinturón lo cual dejaba colgando gran parte por detrás. Yo había estado recortando muñecos de papel blanco para escribirles en el fondo la palabra inocente y se me ocurrió ponerle un cordel a uno de ellos y
ponérselo al abuelo colgado del cinturón del zamarro. Así lo hice mientras él caminaba lentamente, yo por detrás le planté el muñecote colgando , sin que el se inmutara. Lo llevó colgando todo el día pues yo ya después del cachondeo inicial, me olvidé de quitárselo y cuando por la tarde noche él fue a la bodeguilla a jugar la partida de dominó y al entrar a la barra y quedar de espaldas al los compañeros estos se empezaron a descojonar diciéndole, “cagancho” que te ha pillao el toro por detrás ( le llamaban cagancho pues el era fanático del torero
llamado así), el se dio la vuelta y uno se levanto y le arrancó el muñecote y según tengo entendido invitó a una ronda a todos ellos, a mi salud… a la salud de mi Kangurita!! dijo él.


A la mañana siguiente, fui a verle y darle el beso correspondiente, él me dio el beso y me propinó a la vez un suave capón, me miró sonriente y me dijo... Inocente!!!